La vez pasada, en relación con la situación gremial de los abogados en el Estado Carabobo, se hicieron ciertas consideraciones y se plantearon las siguientes preguntas: ¿Qué pasó o ha pasado?, ¿Por qué ha pasado eso?, ¿Cuál o cuáles han sido las circunstancias que han llevado hasta ahí?, ¿Quién o quiénes son o han sido los responsables?, y lo más trascendental aun ¿Cuál o cuáles han sido las consecuencias de esta situación?

A los efectos de responder las anteriores interrogantes se partió por establecer un presupuesto normativo y la razón o sin razón del mismo, plasmado a nivel constitucional, así como hacer un pequeño resumen sobre lo acontecido. Quedaron dos preguntas por responder relacionadas con establecer, determinar o señalar el o los posibles responsables de la situación que se estaría viviendo a nivel gremial, así como señalar o determinar las consecuencias que ello ha traído o trajo.

Si se quisiera ser radical se pudiera partir de sostener que los responsables de todo ha sido la Junta Directiva del Colegio de Abogados que asumió las funciones en diciembre del año 2.011, pues es a ellos, según lo establecido en la Ley de Abogados y el Reglamento a quienes les habría correspondido el convocar a la Asamblea General, en la oportunidad correspondiente, para iniciar el proceso. Por supuesto no lo hicieron, y sus razones o justificaciones tuvieron en su momento y hasta esgrimieron, como a la que se hizo referencia anteriormente en cuanto al planteamiento que habría realizado la Junta Directiva en el año 2.015 al Consejo Nacional Electoral. De alguna manera continuaron por inercia, si se quiere.

Por otro lado, si se parte de la premisa que se dejó establecida la vez pasada, basada en la competencia constitucional atribuida al Consejo Nacional Electoral de “…Organizar las elecciones de sindicatos, gremios profesionales y organizaciones con fines políticos en los términos que señale la ley…” y así mismo de la relación de los hechos que se hizo desde la acción de amparo declarada con lugar, la elección de la Comisión Electoral y las múltiples solicitudes o comunicaciones por escrito que le dirigió, la respuesta no puede más obvia: el responsable no es otro que el mismo Consejo Nacional Electoral (CNE), que pese a la existencia de una sentencia de amparo y de las múltiples solicitudes no dio una respuesta oportuna y clara.

Tales conclusiones no dejan de tener su razón en todo lo previamente señalado, y tal vez sea la posición más cómoda y clara a la luz de querer solo señalar a un responsable o culpable. Sin embargo, no deja de ser eso, UNA POSICIÓN COMODA.

Pero, como muchas cosas en la vida, a veces se deben hacer exámenes internos y de conciencia sobre lo que es o ha sido la posible contribución de los interesados a que las cosas o situaciones sean como son y no de otra manera o como deberían ser. Han sido 10 largos años, en el peor de los casos 8 años, desde el momento en el cual deberían de haberse producido las elecciones, en los que por supuesto han ocurrido muchos hechos o circunstancias que de una u otra manera ha influido en que ello haya sido así. Solo unos pocos, tal vez uno solo (la pandemia por el COVID-19), han podido justificar que se haya llegado a tales extremos, más en el gremio de quienes se supone conocen las leyes y son los principales impulsores de que se apliquen o hacerlas vigentes. Lamentablemente, en el gremio, se puede decir que se hizo patente la famosa frase del Libertador Simón Bolívar cuando señaló:

“…nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía. …”

Se pudiera decir que, de alguna manera, el gremio se aletargó, se durmió con el pasar de los días, los meses y los años, al punto que pasó todo este tiempo, con la misma Junta Directiva en funciones, tomando decisiones importantes y trascendentales, o en el peor de los casos sin tomar decisiones, absteniéndose de actuar, de reclamar o de plantear ante realidades que afectaron y afectan específicamente a los intereses del gremio en general o de alguno que otro agremiado en particular. Pudiéramos decir, como señala la frase citada: se dejó permanecer por largo tiempo a la Junta Directiva y el gremio se acostumbro a verla o tenerla allí.

Fue necesaria la iniciativa de un pequeño grupo de abogados, por allá a finales del año 2.016, a través de la ya conocida acción de amparo constitucional, cuya decisión se profirió más de un año después (diciembre de 2.017), para destrancar la situación, para que se pusiera en movimiento el andamiaje que haga posible una consulta al agremiado sobre el o los lideres que han de señalar el camino a seguir por un próximo periodo de dos (2) años.

En conclusión, puede sostenerse que los posibles responsables de que a la fecha no se hayan llevado a cabo las elecciones en el gremio de abogados del estado Carabobo, a la Junta Directiva actual o al Consejo Nacional Electoral, mucho más este último, que, si diera o hubiese dado una respuesta clara, directa y oportuna, tal vez no se hubiese llegado al extremo que se ha llegado. Sin embargo, no se debe descartar la también cuota de responsabilidad que bien pudiera tener todo abogado agremiado que permaneció impasible ante tal realidad y no actuó, como si lo hicieron algunos, para tratar de dar coto a la misma.

La última pregunta de las dos que quedaron pendientes, puede decirse que es la más cruda y trascendental de todas, pues la realidad que vive el agremiado hoy, tal vez no es que se pudiera haber evitado en toda su magnitud y profundidad, pero si tal vez, con un liderazgo fuerte, cohesionado y robusto, esa magnitud y profundidad no sería tan marcada.

Hacer un inventario de la situación actual del abogado en Carabobo, bien pudiera decirse que no dista mucho de la situación actual del país, en el que, lamentablemente, lo que más se percibe es carencia y más carencia, sobre todo a nivel económico y social. Siendo que el Colegio de Abogados debe ser la voz que de alguna manera se alce para hacer eco y llamar a la conciencia en todas las instituciones, organizaciones y personas que tengan que ver con el ejercicio de la abogacía, una, sino la principal, consecuencia de todo es que esa voz se ha venido diluyendo, secando, bajando el volumen, hasta el punto que es casi inaudible, constituyendo esto, sino el principal, uno de los principales reclamos que se escucha en una tertulia entre abogados; íntimamente relacionado con esto está la situación de irrespeto, desconsideración y hasta menosprecio y vejamen que muchas veces y en muchas instituciones públicas reciben los abogados por parte de funcionarios públicos, que incluso son abogados también; la competencia desleal, el ejercicio ilegal de la profesión y la gestoría, son males que lamentablemente se han agravado con el correr del tiempo; la desaparición de actividades académicas que propendan a la preparación del abogado en aspectos científicos y prácticos relacionados con el ejercicio de la profesión; la fuga o migración de abogados graduados en las universidades que tienen sus sede en la región, a inscribirse en otros colegios de abogados debido a los altos costos que significa hoy el colegiarse aquí; la casi desaparición -solo hace falta visitar la sede (Casa-Club) del Colegio de Abogados- de un sitio de reunión, esparcimiento y encuentro de los abogados y familiares, en el que se puedan encontrar elementales y básicos servicios o beneficios como servicio médico, odontológico, librería especializada, etc.

En fin, la situación no es para nada halagadora, es difícil, complicada y hasta infunde temor.

Pero eso no quiere decir que no se deba o pueda hacer algo. Por el contrario, los grandes retos se hicieron para grandes hombres y mujeres, y la convocatoria a elecciones realizada por la Comisión Electoral del Colegio de Abogados del Estado Carabobo, lo que ha hecho es despertar, mover, entusiasmar y motivar a los abogados a la discusión, al análisis, al cuestionamiento, a proponer soluciones e ideas, a aspirar, a proponer nombres, a buscar a la persona o personas que por sus características o particularidades puedan llegar a tener las cualidades necesarias para asumir ese reto de, sino para solucionarlo todo, por lo menos contribuir en algo a que se salga del lamentable bache en que ha caído el ejercicio de la abogacía.

No se sabe que va a pasar. La esperanza y el deseo es que se llegue hasta el final; a un proceso limpio, justo, equilibrado, del cual salga electa una Junta Directiva y demás titulares de los órganos, liderada y/o integrada por hombres y mujeres con visión, con liderazgo, con claridad, valentía, coraje, ideas, imaginación, ganas de trabajar y servir al gremio. Se sabe que hay nubarrones en el camino, que hay y van a haber obstáculos, detractores y hasta interesados en que no se hagan las elecciones, pero eso no debe ni puede constituirse o tomarse como algo insalvable o insuperable. Por el contrario, debe llamar a la reflexión, a la unión, a la cohesión y al convencimiento de que es necesario, es urgente y hasta inexcusable para todos los agremiados, que se dé, que haya un proceso eleccionario, que haya una renovación de caras, pensamientos y actuar en las autoridades del gremio que agrupa a los Abogados.

Por todo esto, y por muchas cosas más, es que era y es NECESARIA LA CONVOCATORIA…Lo que venga después es la realidad que debemos enfrentar o sobrellevar.